sábado, 28 de julio de 2007

Entre sincronías y recuerdos



He pasado algunos días con los niños en Santiago, nuestra querida capital, y me he encontrado con tantos recuerdos!!!!! mis años de estudiante universitaria-solitaria, recorriendo calles, buscando talleres entretenidos, recorriendo barrios sin sentido, admirando el Santiago antiguo y glorioso de otra época, mascullando más de alguna pena y dilema..... y esta vez volví otra vez a conectarme con aquellos lugares de esa época y de otra más remota..... cuando mi padre me llevaba a su casa en vacaciones, allí le tomé el gusto a ver la ciudad anocheciendo o amaneciendo, las luces santiaguinas desde lo alto de un edificio, las cafeterías pequeñas, las librerías de San Diego, los boliches del centro, los taxistas y oficinistas estresados. Aunque suene loco, a mí eso me recuerda un poco mi niñez, mi ir de la mano con mi padre mientras él me mostraba su hábitat y yo, boquiabierta, admiraba La Moneda, las luces, las grandes tiendas......

Esta semana he vuelto con mis niños y soy yo ahora quien los guía por esos vericuentos metropolitanos, y veo la cara de admiración de mi hija mayor por algunos edificios maravillosos del centro, algunos techos de lona de ciertos balcones, el Museo de Bellas Artes, la tarde que cae sobre los campanarios de algunas iglesias, es cierto, tal vez ignoro las filas que esperan el bus del Transantiago, o la fealdad del comercio ambulante. Pero lo siento, mi alma sólo estaba para admirar esta ciudad que tanto me atrae.

Si a eso le sumamos una mañana de "shopping" por las tiendas de ropa usada de calle Bandera con mi hija, la reconección con la música de Silvio Rodríguez , una tarde de lectura y John Coltrane y los pensamientos de Henry Miller en las numerosas cartas que le envió a Anais Nin, hicieron de estas mini vacaciones una temporada casi perfecta.






lunes, 23 de julio de 2007

Sir Tristán e Isolda




Hace un tiempo veía en los diarios la puesta en escena en Santiago, de la célebre ópera de Wagner "Tristán e Isolda" (1865), una historia que por mucho tiempo estuvo presente en mi mente infantil, al devorarme uno de esos textos que había en mi casa, una traducción de la leyenda celta que inspiró a tantos (incluído Wagner y Freud) y que tan perfectamente habla de los arquetipos : el amor, la traición y la muerte.Eros y Tanatos.

Recuerdo el amor atormentado y traicionero de esas dos almas, que sin quererlo habían bebido una poción mágica que los hizo amarse y desearse sin límites. Pero Isolda, princesa de Irlanda, estaba prometida a otro hombre: el rey Mark quien además, era tío de Tristán.

El terrible peso de la conciencia, los estigmas y prejuicios del medioevo, la autoflagelación y la resignación de vivir con esa herida sangrante y postergada durante el resto de la vida. Siempre recordaré la imagen de Tristán, el valiente guerrero e Isolda, la de los cabellos de oro, durmiendo juntos en la cabaña de un bosque nevado con la espada de Tristán en medio del lecho, para que no quedara dudas que la infidelidad no se consumaría......la gratitud del rey Mark y la tragedia posterior de muerte y sacrificio sin límites.

Tristán e Isolda siempre continúan conmoviéndome ..... como cuando niña ...........

Algunas citas que encontré por ahí:

"Se volvió hacia oriente y rezó a Dios. Luego descubrió un poco el cuerpo, se acostó junto a él, le besó la boca y el rostro y lo abrazó estrechamente; así, su cuerpo junto al de él, sus labios unidos a los de él, entregó su alma; murió junto a él, por el dolor que le dio su muerte" .

"Por la noche, de la tumba de Tristán surgió una viña que se cubrió de hojas y ramas verdes. Sobre la tumba de Iseo creció un hermoso rosal (…) las ramas de la viña pasaban por encima del monumento y abrazaban el rosal mezclando sus flores, hojas y racimos con los botones y las rosas. Y los antiguos decían que estos árboles habían nacido de la virtud del filtro y eran símbolos de los amores de Tristán e Iseo, a quienes la muerte no había podido separar.


Gottfried von Strassburg aseguró en su versión de la leyenda: "He llevado a cabo una tarea de amor, una tarea por el mundo… No me refiero a este mundo… Es otro mundo el que tengo en mente; el que siente en un solo corazón la amarga dulzura y la pena querida, la delicia de su corazón y su dolor anhelante, la querida vida y la sufrida muerte, la querida muerte y la sufrida vida".

viernes, 13 de julio de 2007

Entre raíces y vuelos

(Baobabs en Madagascar, Chris Simpson)

Conversábamos hace poco con un amigo quien quiero mucho sobre la virtud que tienen ciertas personas de emigrar así, sin más, a buscar nuevos destinos, renunciar a la comodidad de un sueldo fijo, una oficina caliente, una casa amoblada y una calle conocida, por buscar destinos tan nuevos como inciertos, pero no por ello menos seductores.....Mi amigo me hablaba de las personas-pájaro y las personas-árbol, y claro de inmediato se me vino a la mente mi eterna disputa interna entre las raíces que me crecen cada vez más profundas y rígidas y mis ganas de volar siempre lejos como las golondrinas, buscando los veranos, los atardeceres y la música (como la golondrina de Oscar Wilde). Reconozco también que el ser árbol me ha traído cómodos beneficios: una casita acogedora, buenos amigos y una ciudad y sus cafés, que conozco como la palma de mi mano.... pero amo el bullicio de los aeropuertos y me quedo dormida con "Nunca turista...siempre viajero" (en una de ésas los paisajes se cuelan en mis sueños).
Vivo en esa constante confrontación entre los miedos y los anhelos, la comodidad y la incerteza.... y valoro a quienes de la nada, y siguiendo los latidos del amor, son capaces de renunciar a todo por seguir por mares y tormentas hasta llegar al invierno eterno y silencioso, donde sólo el fuego de la chimenea parece estar vivo....sé de muchos ejemplos y me alegro por ellos, aunque defintivamente aún no sé si mi alma-árbol algún día también volará.


martes, 10 de julio de 2007

Viviendo en los bordes



(Cracovia, Polonia)
Cada vez que me deleito con alguna película maravillosa me quedo en los bordes, reviso casi con obsesión lo que rodea a los protagonistas, recorro las calles que caminaron, respiro las tardes en que se mueven o se aman, me muevo entre los cachivaches de sus armarios y habitaciones y me dejo llevar por la textura de sus sábanas, sus lámparas, sus humeantes cafés. Así devoré "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer", sobretodo el increíble departamento parisino lleno de recovecos de la chica, sus vecinos y sus comilonas vecinales.


En "La doble Vida de Verónica", me dejé llevar por la lluvia y el frío polaco de Cracovia, la humedad de las casas, la luz tenue y desolada de ciertas atmósferas. Caminé junto a tantos por París, Alemania, Italia .... , respiré la humedad del edificio herrumboso y decadente de "Fresa y Chocolate" , escuché las goteras de las cañerías y la sutil luminosidad de sus candelas, respiré el olor de La Habana en un balcón con farolitos y música.

Lo reconozco: me quedo en los bordes, me hablan a veces mucho más que las escenas mismas y sus protagonistas, me hacen caminar por esas ciudades, sus frisos, balcones y escaparates .....