lunes, 8 de diciembre de 2008

Tardes sepia

Tengo un millón de tardes sepia coleccionables.
Algunas de ellas se escribieron con frío, con gotas de lluvia, cayendo sobre vidrios empañados, tazas de chocolate caliente, cerámica gres y galletas de avena.
Una tarde-noche de lamparitas amarillas, wafles y balcuceos infantiles.
Hay una tarde sepia que recuerdo sentada frente a una calamina roída por el óxido y el sol castigador de la antenoche.
Hay una tarde de caminata frente a un farol rojo y una puerta en miniatura que sólo se atraviesa, curvándose.
Hay una tarde suave antes del verano: unos cuantos mojitos, unas luces de neón y una aventura que no contaré.
Hay otras tardes de narguiles, incienso y más gotas frías sobre una galería envejecida.
Unas cuantas temporadas de escaleras sin destino, de música callejera y de azoteas libres para almas también libres. Hay tardes de desayunos y toldos multicolores, donde múltiples idiomas me llevaron al mundo sin fronteras.
Tengo muchas tardes sepia que puedo apretar y rearmar, en una sola sola tarde absolutamente perfecta.

miércoles, 3 de diciembre de 2008


Su mujer sabe que él le hizo el mayor regalo que estaba a su alcance durante esa noche tormentosa y oscura como el alma de un demonio.

Por ello, tras la tristeza definitiva y absoluta que siguieron al accidente, sólo pudo someterse a su
maldito destino de viuda, a su futuro hábito de mirar para siempre la costa y el mar revuelto de designios y guiños.

¿Cómo habrá sido? ¿cuánto habrá luchado?, ella nunca lo sabrá, obviamente intuye que fue una dura lucha con las olas, el viento y el timón que nunca más obedeció sus órdenes, prefiere intuir eso cada vez que ve a sus hijos y sus nietos, que tendrán el mismo futuro arrancándole limosnas al mar ... cada vez más esquivo y silente.

Por eso, ella no le cede espacio a la pena y se sobrepone. A diferencia de las otras viudas, ella recibió el cuerpo de su marido atado a la proa de la embarcación, en su último instante de lucidez y resignación.

Viejos amigos

Mr. Gris toma su copa con seguridad y desafío, ha sido un día agotador .... otro día más.
Ha enumerado las letras y palabras... ha hablado con poderosos, ha hecho temblar a algunos, ha descubierto mentiras, ha sorteado la maraña de códigos .... otro día más
Detrás de sus gruesos lentes se asoma un rostro duro, casi sin expresión, que curiosamente se ha mantenido así, aún pasen los años.

Da lo mismo si antes era en una plaza, un muelle o un acantilado, da lo mismo que ahora sea sobre una mullida alfombra granate y el sonido de tacitas de café estallando sutilmente al compás de la tarde tediosa. Otro día más de sobrevida, pienso, piensa.

Otros días, lo veo caminar obcesionado, le gusta recorrer antiguas estaciones de trenes abandonadas, camina y camina, no mira nadie, solo, siempre solo.

Encuentro a Mr. Gris con copa en mano con su sonrisa de utilería y su mirada que nunca será dulce, pero que jamás albergará maldad....

¿Cómo te sobrepones? le pregunto.....: "Nunca lo hago" y sonríe....