miércoles, 23 de febrero de 2011

Sólo late


Todas las tardes un hombre llora en su habitación.... afuera la vida continúa como si nada, se sazonan las sopas y se endulzan los postres, los camiones y vehículos pasan raudos por la carretera y hacen temblar los vidrios de su habitación. También a veces cae una lluvia ácida, crecen los matorrales amarillos y en las noches de invierno, hierven los escombros al borde del camino, como lava que late en su último fulgor.

En su habitación, el silencio se propaga, crujen las paredes, entra la luz enrarecida de la mañana .... entonces, él llora.... pero no se escucha ningún sonido, es un llanto silencioso, contrae la cara, caen lágrimas, cierra los ojos.... pero nadie escucha nada. Sólo su mujer lo asiste solícita y lo consuela.... no hay nada más que hacer.... sus pulmones ya no resisten la erosión de tantos años respirando metales pesados en la fábrica .... por eso su cuerpo ahora está atado a la cama clínica y hasta la sopa la recibe de otros. Sus compañeros saben cómo está, pero prefieren no venir, así olvidan que seguro un día de éstos, también quedarán atados a sus camas.

El sólo espera..... y llora en silencio....

domingo, 20 de febrero de 2011

Siempre te vas




Te vas cada tarde, huyes sin mirarme
al principio me dejabas triste y sin respuesta
hoy te veo partir a tu destino ineludible
y endurezco el corazón
¿es que tus partidas nunca van a cesar?

Sushi al velador


Nos escapamos del ajetreo cotidiano
argumentamos trámites y doctores
una excusa seria que valga la pena
El encuentro es frente al mar
me sirves mi plato favorito
nos reímos de recuerdos recientes
peces de colores y tortugas
anécdotas de viajes...
Sellamos la tarde abrazados
tras una dulce siesta en la mitad de semana .
Vuelvo luego al trabajo
como aterrizando desde un planeta paralelo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Buscando a Santomé en Montevideo




Martín Santomé se me escapa cabizbajo, entre los alegres oficinistas de Montevideo, la ciudad despierta ya, con el calor propio del verano atlántico y los turistas colapsan la Plaza de la Independencia tomando fotografías y frecuentando las casas de cambio. Se me escapa en un andar rápido e indiferente....no sé bien en qué etapa lo encuentro, si buscando el departamento que necesita, en medio de los carteles de alquiler que se ven en la 18 de julio, en un día de intenso ajetreo cotidiano y laboral....los balconcitos de nobles rejas forjadas y líneas clásicas de la época dorada de la ciudad me distraen.... el edificio Salvo en su audaz apuesta para la época, me invita a buscar el mejor ángulo, desde donde Santomé se dedicó a describirlo.

Lo alcanzo a divisar de espaldas , va apurado y no mira para atrás..... quizás ya está jubilado, viviendo el ocio aplastante y sin sentido de su temida soledad.... tras la muerte y el dolor, la reconstrucción comenzó siendo la negación, pero hoy es el humor negro, los cafés de los boliches del centro, los cigarrillos mal apagados y uno que otro encuentro relámpago en las " amuebladas".

Me enrabio con Martín Santomé, porque me dejó un sabor amargo en las calles que recorrí mientras leía su historia..... me enoja pensar cómo pudo poner todos los dados en una sola apuesta..... ya estaba maduro, ya sabía el juego, ya conocía las reglas, sin embargo, entregó su ingenuidad a una ilusión que luego lo zafó de cuajo de la realidad y lo entregó al balbuceo somnoliento de quien no va a ninguna parte.

Me hacía gracia el humor irónico de Santomé en los días de oficina, su desdén por los demás, la soledad asumida de quien no quiere saber de las vidas de aquellos otros, que también patean el trabajo día a día..... me conmovía la soledad dominguera de almuerzos de cafetín y siestas que llenan la tarde..... la ansiedad por terminar con la monotonía del trabajo y la sensación súbita de vacío mientras el calendario en el fondo de la pared se añejaba.... me hacía chiste su forma de enfrentar el destino, hasta que todo se puso demasiado ficticio, el amor, el entusiasmo, la complicidad ......

Todo se fue a la mierda.....

Jugaste demasiado mal los dados que tenías, los que te puso el destino.... prefiero no verle la cara a Santomé.... prefiero que se pierda entre la multitud, quién sabe si de espaldas, su historia puede tornarse un poco más digna e inconclusa que lo que intuyo.....