
Estuve toda la Navidad pendiente de ellos, no puedo abstraerme de la terrible tragedia que significa estar privados de la libertad, dormir en las más precarias condiciones y bajo un constante y cruel sistema de amenaza sicológica.

Consuelo, Clara y el pequeño Emanuel son aún presas de la guerrilla colombiana, valen lo que puedan ser transados. Pero en los últimos meses y según conversaciones entre el gobierno y los "combatientes" , deberían ser devueltos a su familia ahora. Emanuel llegará recién a conocerlos, pues nació al alero de la selva, los fusiles y un captor que, en esas paradojas de la vida, hizo madre a una de sus rehenes.
Me intriga esta historia de terror, de muerte, pero también de vida, de cantos infantiles, de contradicciones. Síndrome de Estocolmo o no, nadie sabe a ciencia cierta que pasará con ese niño nacido y criado en las más extrañas circunstancias.
A Villavivencio, en la selva colombiana se alistan helicópteros, patrullas y convoyes para rescatar a Consuelo González, Clara Rojas y el pequeño Emanuel de sólo 3 años, en Caracas los esperan con ansiedad e incredulidad.
Aún quedan en medio del follaje salvaje, 42 rehenes que valen la liberación de 500 guerrilleros.
