viernes, 25 de septiembre de 2009

Crónicas policiales.

(foto: pgalvan)

La cachetada suena seca y rabiosa en medio de la sala de espera del tribunal...... la mujer está con los ojos exhorbitados por la rabia y no se ahorra ninguna forma de hacerle ver a su hijo de sólo 14 años, flaco, esmirriado y moreno como todos los de su tipo, su más honda decepción. El chico está cabizbajo, junto a sus hermanos acaban de salir en libertad , los detuvieron robándole a un transeúnte un teléfono celular; los tres se ven arrepentidos y con suerte, recuerdan el nombre de sus padres cuando el juez, con total frialdad y dureza, les exige más información.

Me conmueven, pese a todo: a la puerta giratoria, a la violencia en espiral, al nuevo y exitoso sistema penal. Siento la cachetada en mi mejilla, la lágrima reprimida y el regreso al pobre hogar materno, donde tres hermanos crecen esperando nuevas palmadas.....

Afuera del tribunal, un hombre espera un veredicto... está nervioso y fuma, el lugar se torna inhóspito y frío.... se enfrenta a su destino y a nadie le importa, es sólo él y sus actos, sus cargos y su condena.... un perro se le acerca tímido, y entonces, se derrumba: se abraza al animal, como único ser viviente que lo puede acompañar en ese momento, el perro se queda quieto y acepta los cariños de este hombre duro y seco que, por unos momentos, se olvida de su destino....

Cerca del lugar... funcionarios policiales irrumpen en un modesto hogar, hace diez días que compañeros de trabajo echan de menos a su amigo, siempre puntual y cumplidor.... Lo encuentran tendido en su cama con un vaso de agua en la mano, diez días lleva ya muerto y el golpe de olor a podredumbre se siente apenas derriban la puerta, olor a insecticida también se percibe..... no hay cartas .... salvo que en el velador de su dormitorio hay una hoja escrita..... una canción..... que se entona en los funerales de los hombres de campo..... una vida anónima que tb culmina en un anónimo final.....

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