miércoles, 19 de diciembre de 2007

Lucy Briceño


La veo cantar en Las Guitarras, con esa voz poderosa y vehemente, ronca y segura. Cada vez que cambia el tono, sus ojos perfectamente delineados y sus cejas pintadas, permanecen sin alteración. Admiro su piel tersa, su maquillaje tipo Paula de los 60, sus pendientes colorinches y escandalosos, su peinado de salón de barrio, perfumado a laca. Me parece imposible que esta mujer de un pasado asombroso, tenga 70 años ... y siga encontrándose con la noche .
Pregunto por su historia....su voz me habla de un pasado, de una pasión y de una renuncia. Me cuentan que hace tiempo tuvo un amor , de ésos que no vuelven y que tras ello, sin saber qué sucedió, ella optó por la soledad.
La máquina de coser suena en su mecánico ritmo , sin cesar, casi con vida propia.
Sin las huellas de cansancio de la trasnochada anterior, Lucy se sienta a dar forma a faldas, vestidos, ruedos y volados. La casa huele a humedad y deterioro, pero resulta una atmósfera cálida e íntima, deben quedar pocas casas con vidrios viselados como ésta, frisos y puertas talladas , delante de ella el comercio ambulate se ha apoderado de la fachada casi disfrazandola de fea chatarra mercantil. Allí sigue cosiendo las ropas a otras y por las noches cantándole a otros, las letras de sus canciones que hablan de amores trucos y de soledades espesas..........

2 comentarios:

Manuel dijo...

Recuerdo bien cuando la conocí en Las Guitarras... con esa voz profunda y arrolladora que lo callaba todo a su alrededor.. encarnaba el dolor de sus letras en un ceño fruncido, las manos gruesas estrangulando un pañuelo y el maquillaje doblándose de pena... pero ella, impecable, gentil, bella. Daban ganas de abrazarla, beber un chocolate caliente, preguntarle por sus desventuras, su pasado de bohemia y puerto, sus conquistas y abandonos.. Me gusta imaginarla entre retazos de géneros multicolores, con los hilos descarreteados y murmurando una canción de desamores....mientras cose, descose, pega, junta, deshilvana y permanece intacta, como un personaje salido desde los claroscuros de este puerto que despierta de noche.

Tristancio dijo...

Tendré que perderme, entonces, en la noche porteña, por los bares de buena muerte para escuchar a esta mujer. ¿Podrá ella rescatar a los borrachos de soledades y vino tinto de sus naufragios cotidianos?

Saludos.-

(Gracias también a ti, por pasar por mi casa).