viernes, 13 de julio de 2007

Entre raíces y vuelos

(Baobabs en Madagascar, Chris Simpson)

Conversábamos hace poco con un amigo quien quiero mucho sobre la virtud que tienen ciertas personas de emigrar así, sin más, a buscar nuevos destinos, renunciar a la comodidad de un sueldo fijo, una oficina caliente, una casa amoblada y una calle conocida, por buscar destinos tan nuevos como inciertos, pero no por ello menos seductores.....Mi amigo me hablaba de las personas-pájaro y las personas-árbol, y claro de inmediato se me vino a la mente mi eterna disputa interna entre las raíces que me crecen cada vez más profundas y rígidas y mis ganas de volar siempre lejos como las golondrinas, buscando los veranos, los atardeceres y la música (como la golondrina de Oscar Wilde). Reconozco también que el ser árbol me ha traído cómodos beneficios: una casita acogedora, buenos amigos y una ciudad y sus cafés, que conozco como la palma de mi mano.... pero amo el bullicio de los aeropuertos y me quedo dormida con "Nunca turista...siempre viajero" (en una de ésas los paisajes se cuelan en mis sueños).
Vivo en esa constante confrontación entre los miedos y los anhelos, la comodidad y la incerteza.... y valoro a quienes de la nada, y siguiendo los latidos del amor, son capaces de renunciar a todo por seguir por mares y tormentas hasta llegar al invierno eterno y silencioso, donde sólo el fuego de la chimenea parece estar vivo....sé de muchos ejemplos y me alegro por ellos, aunque defintivamente aún no sé si mi alma-árbol algún día también volará.


3 comentarios:

Manuel dijo...

Yo creo ser un árbol con alma de pájaro... Aún no he tenido la oportunidad de echar vuelo, un anhelo constante en mis sueños de árbol con raíces débiles... Quizá son un árbol más preocupado de la copa que de la base.. siempre mirando otros paisajes donde plantarme pasajeramente, siempre en tránsito. No quiero bancarme la idea de vivir toda mi historia en el mismo lugar.

Violeta z dijo...

Creo que soy 100% alma de árbol. Mis raíces están acá, con quienes quiero, me cuesta desprenderme de lo construido, de los vìnculos, de mis historias... me cuesta dar vueltas a las pàginas del libro de mi vida... Pero creo que èsto me acomoda... Por què estas certezas no pueden ser un cimiento para un nuevo hoy...

Saluditos

Nos vemos en la vida

Anónimo dijo...

Ciertamente que es una virtud...aunque para algunos pueda ser considerada una insensibilidad desligarse de esa forma de las raíces. Me reconozco falto de esa soltura...pero no por ello quiero dejar de conocer otros lugares.

Y aunque a veces decidamos ser árbol, no es algo que nos amarra por siempre...me acuerdo de la canción "Fábula" de Eros Ramazzotti.

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Saludos cordiales.